Cuento de Navidad

Un asno con mucha suerte Había estado toda la mañana dando vueltas al pozo haciendo trabajar la noria. Me gusta este trabajo. Sé que alguien lo puede encontrar monótono y pesado, pero a mí no me lo parece. Cuando estoy concentrado en el esfuerzo que requiere, pienso en el beneficio que se obtiene de la agua que sube por los cangilones. José la hace llegar hasta el huerto y los árboles frutales que hay detrás de la casa. María la utiliza para cocinar, para lavar la ropa y para regar las flores del jardín que con su aroma alegran mi trabajo. Y cuando es verano y José me limpia el lomo con el cepillo empapado con el agua fresca del pozo, me siento muy a gusto. Cuando José se acercó al establo, puso aquella manta encima de mis costillas y empezó a preparar las alforjas, comprendí que algún viaje importante íbamos a emprender. A menudo vamos a pueblos vecinos a llevar todo tipo de utensilios que José hace o repara y carga sobre mí, pero aquel debía ser un viaje diferente. Lo notab...