Educar: 5 - ¡Cuidado con los baobabs!

"¡Cuidado con los baobabs!"
Mañana, ¡puede ser tarde!

Como habréis adivinado, el título, las citas que utilizo y, incluso, las imágenes, son sacadas del libro "Le petit prince" de Saint-Exupéry. En concreto del capítulo 5, en donde el principito expone el drama de los baobabs de su pequeño planeta. Nos pueden servir para recordar que en educación es mejor prevenir que llegar tarde.

La pedagogía moderna pone cada vez más de manifiesto la importancia de avanzar el esfuerzo educativo a los primeros años. De lo que hacemos con los niños dependerá, en gran medida, su futuro de mayores.

Sin embargo, aún hay muchos padres que no lo valoran y dejan pasar el tiempo sin preocuparse o, mejor dicho, sin ocuparse seriamente de la educación de sus hijos cuando son pequeños.

A veces, para hacer ver a algunos padres esta importancia, se les puede preguntar si conocen algún niño o alguna niña maleducado de meses. La respuesta suele ser que no. Algunos lloran más que otros, o comen peor, pero la cosa no pasa de ahí. A continuación se les puede hacer la misma pregunta pero adelantando la edad a dos años y medio o tres. La respuesta es a menudo que si. Es verdad, hay niños o niñas de dos o tres años que ya están realmente mal criados, han adquirido unos hábitos que no favorecen su correcta educación. Si no se pone remedio a tiempo, ¿qué será de ellos cuando sean mayores?
Recordemos lo que se dice en "El principito":
"Los baobabs antes de crecer, son pequeños"
"Y de un baobab, si no estás a tiempo, ya no te es posible desembarazarte nunca más de él"

Esto quiere decir que entre estas edades se desarrolla algo importante en la personalidad de un niño o de una niña. Algo que determina bastante el futuro de ese niño o niña.

No deberíamos ser, sin embargo, deterministas. En educación hay dos máximas igualmente verdaderas e importantes. La primera es aquella que dice: "siempre es posible", o "siempre vale la pena intentarlo". La segunda, que parece contradictoria con la primera, y de hecho lo es, es la que dice: "mañana puede ser tarde", es decir, que todo lo que se haga los primeros años tiene una importancia vital.

Efectivamente, los primeros años se ponen las bases tanto de la formación intelectual como de la formación de la voluntad. Y vale la pena no malgastarlos.

La estimulación de los sentidos, el desarrollo de la capacidad motora, conseguir una adecuada percepción del entorno, así como una buena coordinación dinámica y visual, son las bases de una correcta formación intelectual. El sentido común de los padres y su atención durante los primeros años son necesarios. También, una buena guardería y un buen centro de educación infantil.

En la educación de la voluntad, que desde pequeños se hace en el ámbito familiar, es muy importante cuidar detalles de la vida diaria que afectan a su educación y no retrasar la exigencia en algunas cosas. Sin entrar, ahora, en una recopilación de sugerencias podríamos enunciar este principio: "lo que un niño o una niña puede hacer a una determinada edad, que lo haga". No lo dejemos para más tarde, no sea que no llegamos a tiempo.

Desde muy pequeños, debemos cultivar las virtudes y arrancar de raíz los malos hábitos que se pueden oponer. Como con los baobabs del planeta del principito: "Hay que obligarse regularmente a arrancar los baobabs, cuando los distingues de los rosales".

"¡Cuidado con los baobabs!"

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