Familia : 6 - ¡Vacaciones!

¡Vacaciones!

A los padres con hijos en edad escolar les puede parecer que empieza un período muy largo de tiempo que será difícil llenar de contenido y que, desde el punto de vista formativo, lo mejor que se puede esperar de él es que se acabe cuanto antes y que llegue pronto septiembre.
No debe ser así. El tiempo de vacaciones escolares no puede ser un paréntesis en la formación de los hijos sino un complemento de ésta. La educación no admite vacaciones.

Tenemos que conseguir que no se eche a perder este tiempo precioso del verano, lleno de oportunidades de convivencia familiar, de mayor conocimiento mutuo en el seno de la familia, de desarrollo de aficiones y de ciertas habilidades, de profundización en materias de interés, de conocimiento de la naturaleza y de la vida que nos rodea, de posibilidades de leer, de practicar algún deporte, y un largo etcétera.

Debemos evitar que la falta de orden, debido a la disminución del trabajo habitual y al perder la rutina del tiempo normal, suponga para toda la familia, y en especial para los hijos, un tiempo de anarquía y ocio indefinido donde prolifere la permisividad y el aburrimiento.

Para evitarlo será necesario un mínimo de previsión y planificación.

El primer paso para evitar el aburrimiento y para no perder el tiempo inútilmente será elaborar un horario conjuntamente con los hijos. Un horario que tenga en cuenta sus intereses y los de la familia, y que fije, entre otras cosas, las horas de levantarse, de acostarse y las comidas. Un horario que podrá ser más flexible que en otras épocas, que se podrá modificar si las circunstancias lo aconsejan pero que servirá para, ordenando las actividades, organizar convenientemente el tiempo y, a la vez, saber lo que deben hacer nuestros hijos en cada  momento y dónde deben estar.

Las actividades pueden ser muy diversas en función de la edad y las circunstancias personales de cada uno, pero tendremos que ayudarles a concretarlas al máximo, con un cierto realismo.

Si, por ejemplo, nos parece que una buena actividad es aprovechar parte del tiempo para leer, quizá lo que debemos hacer es, lo antes posible, concretar con ellos tres o cuatro libros escogidos, buscar un momento adecuado para dedicarse a la lectura y proponer unos plazos aproximados para cada uno de ellos. Y algo parecido deberemos hacer con todas las actividades que se planifiquen. Si no lo hacemos así, corremos el peligro de que vayan pasando los días sin aprovecharlos.


Muchas son las actividades que pueden ser adecuadas en esta época de vacaciones: perfeccionar un idioma, profundizar en alguna materia de su interés; iniciar, proseguir u ordenar una colección determinada: de minerales, de insectos, ...; ayudar a un hermano, familiar o conocido en sus deberes de verano; a partir de una determinada edad realizar algún trabajo remunerado que lo responsabilice; dedicarse a repasar asignaturas mal superadas en junio; practicar algún deporte; leer; ayudar en los trabajos ordinarios del hogar y en los extraordinarios que se pueden hacer en este tiempo: pintar, jardín,...; hacer excursiones en bicicleta, a pie ...; etcétera.

En algunas cosas, academias, instituciones, clubs o grupos de recreo, pueden ayudar a resolver parte del tiempo libre de los hijos, con las actividades organizadas que ofrecen, pero será difícil que lo resuelvan completamente. Por tanto, los padres deberán tomar la iniciativa muchas veces para programar alguna salida o para orientar o participar en alguna actividad.

Las vacaciones son también un tiempo ideal para que la familia se conozca mejor. Es momento para fomentar las tertulias familiares, por la noche, en el balcón, en la terraza o cuando y donde sea. Tertulias donde nos escuchamos unos a otros. Si uno ha llegado de un campamento nos explicará lo que ha hecho y así participaremos de las anécdotas y vivencias de todos. Tertulias para jugar a aquellos juegos que reúnen las familias en torno a una mesa. Tertulias para hablar, para cantar, para planificar alguna salida, para contar chistes, historias. Tertulias que serán más esperadas que un rato frente al televisor, que permitirán enriquecernos y comunicarnos, y harán que nos conozcamos mejor y nos queramos más.

Podríamos concretar en dos los objetivos de la familia en esta época de verano:

- Que el tiempo se aproveche convenientemente y se ocupe en actividades apropiadas.

- Que de las vacaciones salga fortalecida nuestra convivencia familiar.

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