Familia: 7 - Horario familiar
Pasó no hace
mucho. Un amigo fue a hacer un recado a casa de un conocido suyo un mediodía de
domingo, pasadas las doce. Le sorprendió que lo recibieran con una cierta
prevención. Lo hicieron pasar, precipitadamente, hacia un rincón del piso donde
estaban encerrados sus hijos más pequeños, medio aburridos. Hablaban en voz
baja y cautelosamente. "¿Os pasa algo? ¿Tenéis algún enfermo? "- les
preguntó. "No, es que el chico mayor se ha acostado muy tarde y todavía
está durmiendo." - fue su respuesta.
Si esto era
práctica habitual estos padres se equivocaban. Si el hijo mayor había tomado la
decisión de llevar un horario diferente al familiar, quizá era tarde, si tan
mayor era, para hacerlo entrar en razón, pero, lo que no podía ser es que los padres
adecuasen las costumbres de la familia para apoyarlo.
Meterse en cama
tarde y levantarse a la hora de comer se ha convertido, en algunos casos, en un
verdadero sistema de vida en el que parece que el día ha perdido todo el
interés. Esta "movida" de fines de semana rompe frontalmente con
posibles planes colectivos y hace que los miembros de una misma familia
funcionen cada uno por su cuenta.
Ante esto,
muchos padres renuncian a plantearse si realmente tiene que ser así, pues el
argumento que esgrimen los hijos es el conocido y contundente: "lo hacen
todos", que se puede demostrar fácilmente que es falso.
Si la familia es
el núcleo primario de la sociedad, debe ser una verdadera escuela de
convivencia. Sin necesidad de que la casa se convierta en un lugar donde todo
se realiza según órdenes superiores, tampoco parece razonable que el capricho
de un adolescente o de un joven eche por tierra la vida familiar de los sábados
o domingos por la mañana, o que el hogar se convierta en un hotel donde se va a
dormir y a comer, y donde el número de estrellas dependa del nivel social... de
los padres.
Se hace
necesario redescubrir a los jóvenes que las mañanas de los sábados y domingos
son magníficas si se saben llenar de aficiones sanas y buenas como la práctica
de algún deporte, excursiones, salidas culturales... y que también son un buen
momento para convivir.
En esta
cuestión, como en muchas otras, es importante el ejemplo de los padres. Pero
todos los componentes de la familia deben entender que la vida familiar requiere
dedicarle tiempo, también por parte de los hijos mayores que viven en casa de
los padres. Tienen que entender, se les debe hacer entender, que la vida
familiar requiere un respeto a unos mínimos de orden y de horario, con las
excepciones que en algunos casos se pueden dar pero que no serán la forma
habitual de hacer.
La celebración
especial del domingo como día de encuentro familiar es algo que no se debe
dejar perder, que debe mantenerse y ser un referente importante para la
familia, siempre.
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