Actitudes: 8 - Respetar la verdad


       Respetar la verdad

Es frecuente ver como en algunos medios de comunicación de casi todo el espectro ideológico y político se propagan noticias de escándalos, corrupciones, aumentos de patrimonio... de personajes públicos, en algunos casos con pruebas poco fundadas, en otras con insinuaciones veladas. Cada uno de estos medios, que por naturaleza deberían ser transmisores de la verdad,  escoge lo que más puede complacer a sus lectores. Eso sí, ¡apelando a la libertad de expresión! Todo ello se retro alimenta en las redes sociales de Internet, donde cualquier cosa vale y la impunidad es enorme, facilitando, así, el gusto por la maledicencia. También, en algunas tertulias y debates desaparece a menudo la presunción de inocencia. Elevar el rumor a la categoría de información verosímil es relativamente fácil.



Por si fuera poco, algunos movimientos se arrogan la representatividad del conjunto de la voluntad popular y pasando por encima incluso de la legalidad vigente se dedican a perseguir por la calle o delante de su domicilio particular a personas a las que se hacen responsables de determinadas situaciones. Pretenden, así, manifestarles su protesta, que según ellos es pacífica pero que termina convirtiéndose en muchos casos en acoso e intimidación, tomándose, así, la justicia (la suya) por su mano.

No es de extrañar que esto tenga su repercusión en el mundo adolescente y juvenil, si los adolescentes y jóvenes se miran en sus adultos. De hecho, es frecuente escuchar noticias de centros escolares de secundaria, en los que han tenido lugar problemas de acoso a algún alumno a través de las redes sociales mediante ofensas, agravios, falsedades de índole sexual, en forma anónima muchas veces. Otras veces directamente en el mismo centro educativo, mediante el maltrato psicológico, verbal o físico de forma reiterada a un alumno determinado, lo que se ha dado en llamarse como "bullying". Muchos adolescentes y jóvenes lo han pasado muy mal como consecuencia de ello, conociéndose incluso lamentables casos de suicidio. Algunos centros educativos han vivido, por el mismo motivo, situaciones muy tensas entre padres, profesores y alumnos.

Para evitarlo, es importante que nos implicamos en una campaña muy seria para que los niños, los adolescentes, los jóvenes, no se dejen llevar por esta oleada de frivolidad e irresponsabilidad que conlleva una falta de respeto a los demás y en definitiva una falta de respeto a la verdad.

En su formación se debería cuidar todo lo que puede suponer frivolizar con la verdad, y recordar las faltas contra la verdad que pueden afectar a otras personas:

-La calumnia: falsedad que daña la reputación de otros; siempre reprochable.

- El juicio temerario que admite como verdadero un defecto del prójimo sin tener fundamento suficiente, también es siempre reprochable.

-La maledicencia o difamación que propaga faltas de otras personas, será más o menos reprochable en función de la razón o la intenciones para hacerlo y del daño que se ocasione.


En la acción educativa se debería ser muy exigente en evitar cualquiera de estas manifestaciones contrarias a la verdad, para que ésta sea tratada con la delicadeza que se merece. Se debería, también, explicar que cualquier carencia en la transmisión de la verdad menoscaba, en definitiva, la libertad.

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