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   Temperamento y carácter - 2

En el artículo anterior me comprometí a dar algunos consejos para tratar los distintos tipos de carácter que surgían de la clasificación que utilicé.

Recordemos algunas  prevenciones que nos suscita la clasificación:


-cualquier clasificación es un reduccionismo de la realidad y, especialmente en este caso, hay que usar de ella con criterio y sin determinismos.


-los distintos tipos que surgen no se dan de forma exclusiva. Normalmente una persona se aproxima más a uno de ellos, pero puede tener aspectos de otro u otros.


-en la clasificación que usamos se dan calificativos que ayudan a identificar a los distintos tipos de carácter, pero que no deben tomarse como peyorativos ni elogiosos.


Consciente de la imposibilidad de tratar suficientemente el tema y a riesgo de caer en la simplicidad, paso a dar algunos consejos que pueden ayudar a padres y educadores, aunque animo al lector a ampliar la información por su cuenta.


-El colérico (activo, emotivo y primario) necesita alguien que le ayude a reflexionar. Conviene tenerlo siempre ocupado, orientando su fogosa actividad que tendrá que mejorar en constancia y unidad. Agradece profundamente que vivan su vida con él. Habrá que tener mucho cuidado con sus amigos porque su conducta dependerá mucho de ellos.

-El apasionado (emotivo, activo, secundario) debe salir de su aislamiento y para ello será bueno proponerle trabajos en equipo y fomentar su sociabilidad. Conviene animarlo en la práctica del deporte y a disfrutar de las artes y de la música. Necesita sentirse comprendido. Le duelen mucho las ofensas. Debe vigilarse la actitud hacia él: juzga y sufre.

-El sanguíneo (no-emotivo, activo, primario) necesita despertar y cultivar su sensibilidad. Le conviene una vigilancia atenta pero discreta, y animarlo a ser generoso y a respetar a los que le rodean.  Por ser muy extrovertido necesita una integración profunda en la familia. Tendremos que contener y orientar su curiosidad, que por otra parte será un excelente recurso para futuros éxitos. Requiere una autoridad firme, fuerte y reglamentada.

-El nervioso (emotivo, no-activo, primario) necesita  una firmeza flexible y mucha serenidad. Tendremos que ayudarlo a canalizar su acción hacia un esfuerzo constante, a centrarse en aquello que hace y a organizarse. Necesita metas asequibles y de dificultad progresiva. Debe hablársele al corazón, elogiando sus resultados y evitando amenazas y reproches. Conviene desarrollar hábitos de puntualidad, orden, autodominio y responsabilidad en el trabajo mediante encargos fijos y concretos.


-El sentimental (emotivo, no-activo, secundario) necesita confiar en sí mismo. Con tendencia a la timidez y vacilación necesita que se le estimule. Tendremos que ayudarlo a olvidarse de sí mismo y a preocuparse de los demás. Es importante fomentarle su participación en actividades y trabajos de equipo. Le ayudaremos a ver las cosas con optimismo. Tendremos que intentar transformar su pasividad en decisiones autónomas. Evitaremos, sobretodo, humillaciones.

-El flemático (no-emotivo, activo, secundario) necesitará motivaciones que encontrará apoyándose en su actividad. Conviene sacarlo del reducido marco con el que puede contentarse para vivir. Debe evitarse rutinas y manías, despertando nuevas inquietudes e intereses. Tendremos que ayudarle a abrirse a nuevos conocimientos, ideas y puntos de vista, y a desarrollar virtudes altruistas. Necesita introducir en su vida algo no usual. Tendremos que estimularle la creatividad.

-El amorfo (no-emotivo, no-activo, primario) necesita que le expliquen sus obligaciones con claridad. La autoridad debe ser firme, pero comprensiva. Necesita recompensas o sanciones claras a su conducta. Requiere un control estrecho, sin admitirle excusas a su pereza. Ayudarle a vencer su tendencia a la inactividad. Marcarle obligaciones firmes y constantes. Tenemos que habituarlo a pequeños sacrificios en relación al comer, dormir, orden,… Necesita ejemplos de energía, entusiasmo y actividad.

-El apático (no-emotivo, no-activo, secundario) necesita ayuda y comprensión para sacarle de la rutina. Tendremos que combinar motivación con exigencia. Fomentaremos hábitos de trabajo y actitudes de apertura y colaboración con amigos y compañeros de clase. Ha de descubrir la satisfacción del esfuerzo personal para superarse y ser útil a los demás. Puede resultar muy cerrado y solitario, con los peligros que ello comporta. Puede servirle de ayuda participar en deportes de equipo.


Acabo diciendo que podríamos plantear otros factores a tener en cuenta y que determinan, también, aspectos de la conducta como son: la amplitud del campo de conciencia, la polaridad, los factores de tendencia. Quizás en otra ocasión hablaremos de ellos.

 
 


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