Educar 16: Educar es sencillo... pero no es fácil.

 Educar es sencillo… pero no es fácil.

Educar bien es sencillo. Los principios educativos que rigen una buena educación son de sentido común, nada complicados, sencillos. Podría parecer, por tanto, que educar bien es fácil, pero no es así. Lo contrario de sencillo es complicado, y lo contrario de fácil es difícil. Educar bien, si bien es sencillo y nada complicado, no es fácil cuando por exceso de protección, por comodidad, por desidia, por pensar que el pequeño detalle no es importante, dejan de seguirse esos principios sencillos y de sentido común, y entonces la educación se hace difícil y cada vez más difícil.

Para concretar esta idea, siguen a modo de decálogo (inspirándonos en el conocido decálogo del juez Calatayud: “como crear un delincuente”) algunos puntos en los que lo sencillo no siempre resulta fácil. 

1-Estaremos todos de acuerdo en que al niño y al adolescente no hay que darle todo lo que pida porque corremos el peligro de que crea que todo se le debe. Pero que fácil resulta hacer callar a un niño con aquella piruleta o aquel capricho, en lugar de argumentarle la razón de nuestro no que, a veces, será simplemente porque no nos parece oportuno. Si se cede una y otra vez en pequeñas cosas, puede llegar un momento en que seamos incapaces de frenar sus antojos.

2-Estaremos todos de acuerdo en que no hay que reírle a un niño sus tonterías, salidas de tono o groserías, para no hacerle creer que es gracioso. Incluso detectaremos, en los hijos de otros, lo ridículo que de alguna situación en la que el padre se empeña en que el niño repita su última ocurrencia: imitar burlonamente a un profesor o a un vecino, por ejemplo. Pero cuando se trata de nuestro hijo podemos aplaudir cualquiera de sus tonterías y, si se repite a menudo, puede ocurrir que no entienda como en otros ambientes acaben hartos de él.

3-Estaremos todos de acuerdo en que cuando un niño o adolescente hace algo que está mal, hay que corregirlo y hacerle distinguir entre el bien y el mal. No le vamos a crear ninguna frustración por ello, especialmente si también valoramos lo que hace bien. Ni tampoco creerá que le tenemos manía si le advertimos seriamente de que no lo vuelva a hacer. Pero qué fácil es, a veces, dejar pasar alguna pequeña trastada por comodidad y para evitar enfrentarnos con él. 

4-Estaremos todos de acuerdo en que deben recoger sus juguetes y sus cosas, y tener ordenada su habitación, para que no lleguen a creer que esto deben hacerlo otros (la empleada del hogar, su madre,…) y crecer con la idea que los otros están para servirle. Pero, cuantas veces hacemos lo que deben hacer ellos, o retrasamos que hagan lo que ya pueden hacer ellos.

5-Estaremos todos de acuerdo en que no hay que darle siempre la razón sobre incidentes que le ocurren con compañeros de colegio, con sus profesores, con el entrenador de su equipo,… porque sabemos que su versión subjetiva puede estar alejada de la realidad. Pero fácilmente tomaremos partido a su favor y, así, conseguiremos que cada vez su versión sea menos objetiva. Por otra parte, tampoco debemos acostumbrarlo a resolverle todas las “terribles injusticias” a las que está sometido porque, así, no dejamos que sea él, quien resuelva sus problemas y no lo preparamos para la vida que le espera. 

6-Estaremos todos de acuerdo en que no pueden leer o ver cualquier cosa porque no son distintos a nosotros, incluso son más vulnerables, y les puede hacer daño muchas de las porquerías que les pueden llegar. Pero no es fácil conseguir que todo lo que se pueda leer en casa (libros y revistas), y lo que se pueda ver (TV, Internet,…) esté exento de falsedades o planteamientos contrarios a la moral.

7-Estaremos todos de acuerdo en que no es bueno discutir, padre y madre, delante de los hijos porque no les ayudamos a valorar la grandeza del amor y el matrimonio. Pero, fácilmente podemos dejarnos llevar por los nervios y olvidarnos de su presencia cuando observan asustados el desacuerdo entre sus padres. Con el tiempo, no debería extrañarnos su reticencia a formar una relación de pareja estable.

8-Estaremos todos de acuerdo en que debemos enseñarles a saber esperar, porque muchas cosas importantes requieren esfuerzo y tiempo para conseguirlas. Pero cuando nos dice que es el único de la clase que no tiene móvil y, sin parar a cerciorarnos de ello, resolvemos la situación satisfaciendo su deseo, estamos ayudándole a pensar que las cosas se consiguen inmediatamente cuando se desean, y a despreciar aquellas que suponen esfuerzo y tiempo conseguirlas.

9-Estaremos todos de acuerdo en que no se les puede dar todo el dinero que piden para que no lleguen a creer que no hace falta trabajar para conseguirlo. Pero no siempre priorizamos el valor del trabajo especialmente cuando nos quejamos de nuestro propio trabajo fuera de casa, y quizás envidiamos personajes que han conseguido fortunas sin esfuerzo. Tampoco ayudamos cuando damos una paga semanal a cambio de nada como si se la mereciese por el mero hecho de existir. 

10-Estaremos todos de acuerdo en que somos los padres, como primeros educadores, los que debemos transmitir la formación espiritual y moral que deseamos para nuestros hijos. Pero, por comodidad o falta de tiempo, dejamos en manos de otros esta formación, o justificamos nuestra omisión en estos temas pensando que debemos dejarles libertad de escoger, cuando sea mayor, lo que le parezca oportuno. 



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