Un día familiar
Este artículo se publica gracias a la
insistencia de mi mujer para que explique nuestro día familiar de San Esteban,
en el que nos reunimos todos.
Somos una familia normal, quizás más numerosa
de lo que es habitual, y que pretende, en estas fiestas, vivir la alegría de la
Navidad en familia. Escogemos el día de San Esteban (26 de diciembre) porque es
más fácil conseguir que no falte nadie. Este año hemos conseguido reunirnos
todos (49). Podéis contarlos.
La fotografía con que se inicia el artículo
es la de toda la familia reunida en casa de nuestra hija mayor. Había anunciado,
con anterioridad, que nos la haríamos, todos juntos antes de comer, por lo que
les rogaba que fuesen puntuales. Cumplieron. Mi yerno fue a buscar un vecino de
confianza para que nos hiciese la foto y después de diversas tentativas para
colocarnos, comprobar que no faltase algún despistado y antes de agotar su
paciencia, nos hizo varias, entre las que he escogido la presente.
Este año, debemos hacer constar algunas
nuevas incorporaciones y alguna ausencia con respecto a ocasiones anteriores.
La ausencia es la de nuestra tía Luisa que
falleció con 98 años pocos días antes de navidad. Cada año íbamos a buscarla a
su casa en Barcelona con la ayuda de alguno de los nietos mayores y la
trasladábamos a Igualada, para después por la tarde volverla a trasladar a su
casa. Es el segundo año que mi madre tampoco está con nosotros Falleció con 99
años. Ambas pasaban un día feliz con todos nosotros cantando villancicos,
viendo a nuestros nietos recitar o cantar lo que habían aprendido en el colegio
o en su casa… Procurábamos, entre todos atenderlas al máximo. Mis suegros y mi
padre habían fallecido hace más tiempo.
Las nuevas incorporaciones son tres nietos
(dos niños y una niña) nacidos durante el año 2016.
Para la comida, días antes y a través del WhatsApp
de la familia, se repartieron las tareas y se distribuyeron las aportaciones
culinarias que debían realizar cada una de las familias. Tres lomos para el
segundo plato, ensaladas varias, aperitivo para los pequeños, aperitivo para
los mayores, otros complementos, bebidas,… Mi mujer se encarga cada año de los
macarrones para los pequeños que acaban solicitándolos, los que sobran, los
mayores. Se había encargaba también de uno de los lomos pero este año lo ha
delegado en una hija bajo su atento control. A cambio hemos aportado turrones y
polvorones. El único exento es nuestro hijo sacerdote que nos anunció que traería
una bendición para chuparse los dedos.
Nos distribuimos en tres mesas. En la cocina comieron
antes los más pequeños (13) bajo la atenta mirada de sus padres. En otra mesa,
en el garaje, lo hicieron los comprendidos entre 9 y 13 años (11). Y en la gran
mesa del comedor los adultos con los seis nietos mayores (25).
Antes de empezar la comida repartí el
tradicional calendario, que hago cada año y que permite acordarnos de los
aniversarios, santos, aniversarios de boda,… durante todo el año. Unas 120
fotografías repartidas entre la portada y los doce meses junto con los avisos
correspondientes harán que no se nos olvide ninguna efeméride. Este año también
se lo han llevado los nietos que estudian en la universidad y viven en colegios
mayores en Barcelona. En general aprobaron las fotografías que había colocado
para cada ocasión. Adjunto una fotografía de la portada y de uno de los meses.
Una familia ha anunciado que están esperando
el tercer hijo por lo que el próximo año podemos ser 50,… de momento. Será el
nieto 31. Lo hemos celebrado todos con mucha alegría; sus dos hijos tienen ya 9
y 12 años.
En la tertulia, después de concentrar a los
miembros dispersos (unos jugando con el perro, otros viendo una peli, otros
jugando en el garaje,… algún adulto fumando en el jardín…) cantamos unos
villancicos. A continuación los dos nietos mayores, que cantan y tocan la
guitarra, ayudados por las tres nietas mayores que hacían de animadoras, nos
ofrecieron una muestra de su arte y dedicaron una canción a una de ellas que
cumple años por Navidad. Después se
inició un concurso de villancicos y poesías de Navidad en el que participaron
los más pequeños y algún adolescente. Todos se esforzaron para demostrar lo que
habían aprendido (en algún caso se esforzó más la madre que el propio
participante) y todos merecieron un premio consistente en una pequeña bolsa de
caramelos. Uno de mis hijos nos sorprendió entonando una canción rusa que fue
coreada por el resto y también se llevó una bolsa de caramelos. Intentamos
hacer una “mannequin challenge” que fue grabada, pero que no me atrevo a
adjuntar porque tuvo algún fallo por culpa de los más pequeños que no se
estaban quietos.
Hablamos mucho, conversamos en grupo, en grupos más pequeños, cantamos, algunos
pequeños dormían, otros lloraban,… hasta que nos fuimos despidiendo. Mi mujer
ha estado afónica un par de días. Todos hemos agradecido a los anfitriones el
haber dispuesto de su hogar para albergar a toda la tribu.
Durante estas fiestas hemos tenido otros
encuentros y actividades: visita al asilo para cantar villancicos, muestra de
los belenes por WhatsApp, nochebuena y Misa del Gallo, comida de Navidad,… pero
sin estar juntos los 49.
La noche de reyes y el día de reyes también
tendrán su protagonismo.
Con esta última fotografía en la que aparecemos
mi mujer y yo con los treinta nietos con edades comprendidas entre los veinte
años el mayor y dos meses la menor (los tres mayores estudian ya en la universidad)
nos despedimos deseándoles a todos ustedes:
¡Un feliz año 2017!
Da gusto verles a todos juntos en las fotos y leer cómo disfrutaron el día de San Esteban. Les envidio un poco y les deseo de todo corazón que lo sigan celebrando por muchos años. Por cierto, la idea del calendario es fabulosa. !Ojalá pueda copiarsela de aquí a unos años! Feliz 2017.
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