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           23 de abril: día del libro

El mundo de la imagen y del sonido, que se convierte muchas veces en estruendo, no nos deja durante todo nuestro día. El radio-despertador inicia con nosotros el día. El radio-CD del coche coge la alternativa ofreciendo noticias y música a un ritmo frenético, aumentado por la voz aguda de locutores entusiastas. Grandes letreros anunciadores reclaman nuestra atención animándonos a comprar, consumir, viajar o cambiar de coche. Los titulares de los periódicos, los anuncios de la televisión, las fotografías sensacionalistas de algunas revistas, algunas escenas de los informativos, muchos de los debates televisivos, algunas películas con imágenes a un ritmo vertiginoso, la Internet, el YouTube, el móvil, los whatsApp... completan el agitado cuadro en el que nos encontramos todos. No parece que haya lugar para la tranquilidad o un momento de serenidad para otro medio de comunicación que no sea el ruido y el movimiento loco.

Pero este momento de reflexión es cada vez más necesario. El libro, un buen libro, se ofrece como un recurso para encontrarse con uno mismo, como un medio para crecer hacia dentro. Son muchas las razones para plantearse como un importante reto educativo, fomentar en los más pequeños el gusto por la lectura: enriquecimiento del vocabulario y del lenguaje oral y escrito, ejercitar la capacidad de reflexión, capacidad para el estudio, espíritu de descubridor y aventurero, interés por conocer, diversión serena,...

Nos dedicaremos, pues, a dar algunas recomendaciones sencillas para fomentarlo:

-Los cuentos orales, cuando aún no saben leer, pueden ser una manera de iniciar el gusto por los relatos y narraciones, que más adelante les puede llevar a iniciarse en la lectura de libros sencillos, y poco a poco ir cogiendo gusto por la lectura.

-Cuando empiezan a leer, es conveniente buscar un tiempo y un lugar para leer juntos, introduciendo la costumbre de hacerlo, a ser posible, cada día un rato. Si conviene, mirando y comentando, juntos con ellos, las ilustraciones. ¡Un tiempo para la lectura!

-Si bien la lectura para un adulto necesita soledad y silencio para que el libro nos haga compañía. los pequeños, en cambio, necesitan la presencia de los padres.

-Hay que conseguir que la lectura sea una actividad divertida. Se debe hacer de manera que no lo vean como una obligación o imposición de los padres o de la escuela. Se debe preguntar y comentar con ellos las historias que leen, mostrando el máximo de interés.

-Además de los libros de cuentos, otros recursos pueden ayudar: noticias de periódicos deportivos, la publicidad en revistas, guías de turismo, recetas de cocina,... En estas cosas pueden ver la necesidad de la lectura y fomentar la comprensión.

-El ejemplo de los padres, como en todo, es esencial para que los hijos lean.

-Cuando los hijos son mayores, padres e hijos pueden leer libros comunes y compartir así sus vivencias de lectura. También será conveniente, informarse para que los libros sean apropiados. Una manera aconsejable de hacerlo puede ser pidiendo ayuda en la escuela o, también, acudiendo, por ejemplo, a la web almudi.org que da una valoración moral y literaria de libros.

El día del libro, es un momento para ver qué tiempo dedicamos a la lectura. Y, también, qué hacemos para fomentarla en nuestras familias y en nuestro entorno. Pensemos que con pocos minutos al día, dedicados con constancia, se pueden leer muchos libros al año.

Si contamos las horas que dedicamos a otros medios de comunicación, veremos que la lectura de un libro deberá conformarse con muchas menos. Y también comprobaremos que, en cambio, nos dará mucho más.

Para acabar, podéis ver el cortometraje de mi nieto Miguel en donde se puede comprobar el abuso excesivo que, a veces, se hace de alguno medios audiovisuales: