Padres: 9 - ¿Cómo se pierde la confianza de los hijos?
¿Cómo se pierde la confianza de los
hijos?
Hay algunas actitudes de los padres que
se oponen al clima de confianza que debe existir en el hogar para hacer posible
la educación de los hijos. Podríamos clasificarlos en algunos tipos bien
diferenciados.
Padres pesimistas. - Son aquellos que
pueden convertir en tragedia cualquier evento familiar. Se dedican a destacar
los defectos y los aspectos negativos. Miran los hijos como presuntos culpables
y esperan siempre lo peor. Utilizan casi exclusivamente las sanciones
negativas. No confían en sus hijos y, por tanto, estos tampoco confían en
ellos.
Padres temerosos. - Un exceso de
precaución les hace ver sólo los males que se derivan de la concesión de
autonomía a los hijos. Se pasan el día alertando: "ten cuidado, te puedes
hacer daño". Tienen un miedo exagerado a las enfermedades y los
accidentes. Se escandalizan cuando los hijos les explican algunas situaciones
de la calle o de la escuela. Así, consiguen que no les cuenten nada más y
pierden la confianza de los hijos, y éstos pierden, también, la confianza en
sus propias posibilidades para resolver situaciones difíciles.
Padres autoritarios. - Imponen la
autoridad, no la ganan. Imponen los criterios, los hábitos y las normas de
actuación. Se consideran el centro de todo y pretenden que todo pase por su
supervisión, para evitar cualquier error o equivocación. Anulan la iniciativa y
olvidan que los hijos necesitan parcelas de autonomía para equivocarse y
aprender a utilizar su libertad. La relación de estos padres con sus hijos
suele ser una avalancha de avisos, consejos, precauciones y reproches. No
existe confianza.
Padres sobre protectores. - Su
preocupación fundamental es evitar cualquier tipo de peligro o malestar a los
hijos. Dicen: "ya tendrán tiempo de conocer la dureza de la vida", y
así no los preparan para hacerle frente. Los protegen y vigilan constantemente,
hasta las más mínimas actuaciones. Los sustituyen en el hacer y les evitan
cualquier obstáculo o contradicción. Esto provoca una total dependencia, que no
tiene nada que ver con una relación de confianza.
Padres permisivos. - Estos desempeñan un
papel completamente pasivo, de espectadores en la educación de sus hijos.
Llevan al extremo la creencia en la necesidad de independencia de los hijos,
los dejan hacer sin intervenir. Les parece que no tienen que cortar su
espontaneidad en ningún momento. De esta manera lejos de conseguir la confianza
de los hijos, lo que obtienen es un distanciamiento progresivo, porque quedan
defraudados al no encontrar a sus padres una orientación o unos puntos de
referencia.
Si nos reconocemos en alguno de estos
perfiles, caricaturizados hasta el extremo, tratamos de remediarlo para
conseguir el equilibrio necesario.
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