Herramientas: 10 - La ley del eco
La ley del eco.
Así como en el fenómeno del eco, las
montañas vuelven el grito que tú mismo has emitido, en las relaciones
interpersonales los demás también te devuelven, con pequeñas diferencias, el
trato que tú les das.
Por ejemplo: si felicitas las fiestas de
Navidad a muchas personas, recibirás normalmente muchas felicitaciones, si
nunca olvidas los cumpleaños de tus amigos, es muy posible que no olviden el tuyo,
si vas por la vida con cara alegre, encontrarás caras alegres...
Esta ley también vale para las
relaciones educativas entre padres e hijos. Los hijos devuelven con su actitud
lo que los padres envían con su ejemplo. Si bien no es una ley absoluta, su
porcentaje de cumplimiento es bastante alto. Esto nos debería hacer revisar los
mensajes que enviamos a nuestros hijos y adecuarlos a lo que deseamos de ellos.
Porque, si queremos que nuestros hijo
valoren positivamente el trabajo, no podemos llegar a casa por la tarde con
cara de pocos amigos y quejándonos de las tareas del día.
Si queremos que nuestros hijos colaboren
en las tareas del hogar, no podemos llegar a casa, dejarnos caer en el sillón y
encender la televisión mientras que esperamos que nos avisen para cenar.
Si queremos que nuestros hijos estudien
y valoren la cultura, repasemos cuántos libros hemos leído en el último año y
cuántas horas dedicamos a leer y formarnos.
Si queremos que nuestros hijos sean
sobrios en el beber, no podemos tener un mueble bar en el que no falta nada y
que se renueva constantemente.
Si queremos que nuestros hijos cuiden y
respeten de mayores a sus padres, repasamos como respetamos y tratamos a sus
abuelos.
Y así podríamos continuar con muchas
otras cosas.
"Ah, si hubiéramos sabido que esto
de la educación era tan exigente...", podría pensar alguien. Pero tenemos
que pensar en positivo: los hijos son,
muchas veces, una buena razón para intentar hacer las cosas un poco mejor.
Si en la educación de los hijos hemos procurado dar las referencias adecuadas, habrá que esperar la adecuada respuesta que nos llegará al constatar, más adelante, su comportamiento de mayores.
Pero, ¿cuando será eso?Si en la educación de los hijos hemos procurado dar las referencias adecuadas, habrá que esperar la adecuada respuesta que nos llegará al constatar, más adelante, su comportamiento de mayores.
Como dice aquella vieja canción de Bob Dylan: "How many times must a man look up before he can see the sky?... The answer, my friend, is Blowin' in the wind, the answer is Blowin' in the wind "
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