Infancia: 10 - La timidez

                        La timidez

¿Qué es la timidez?

Es una perturbación de la emotividad que se manifiesta como un freno que bloquea el desarrollo normal de la personalidad, entorpeciendo la conducta e inhibiendo las facultades.

El tímido está continuamente preocupado de sí mismo. Pero quizás lo que lo define mejor es su inseguridad ante los demás, que le produce un estado casi permanente de inquietud. Siendo las miradas y las opiniones de los demás sobre él, como una losa que no le deja manifestarse como es, y esto produce una disminución de su rendimiento y eficacia.

El tímido se imagina que todos le juzgan. No es dueño absoluto de sí mismo. Actúa según las circunstancias exteriores. Se desanima con facilidad. No para de observarse por conocerse mejor. Suele ser introvertido y aficionado a analizar su propia intimidad, y esto le supone un inconveniente para poner en práctica sus deseos. Puede resultar inadaptado e incluso infeliz.


¿Por qué se da la timidez?


En primer lugar por un ambiente familiar demasiado cerrado. Una educación demasiado protectora no es buena para aquellos con tendencia a la introversión. Conservar la dependencia con relación a los padres, más tiempo de lo debido, facilita, también,  la aparición de la timidez.

Otra causa puede ser una determinada crisis. A veces, la dificultad de adaptación a un cambio de vida puede desconcertar a un niño si no se le ha preparado convenientemente. El nacimiento de un hermano, la entrada al parvulario, un cambio de residencia, un cambio familiar importante,... pueden ser motivos para la aparición de la timidez. Todo lo que reduce el vínculo social y favorece el individualismo, favorece también la timidez. Así como cualquier falta de adaptación al ambiente familiar, escolar o social.

Los defectos físicos, por pequeños y simples que sean, pueden ser otra causa. Su susceptibilidad puede llegar a ser extraordinaria y cualquier pequeña broma puede herirle. Defectos en el habla, o el hecho de llevar gafas, pueden constituir para un niño, o una niña, un sentimiento de inferioridad que puede llevarle a la timidez.

La causa principal, sin embargo, es interna. Nace del propio carácter. Hay niños que, con los motivos anteriormente señalados, no tienen ningún síntoma de timidez, por su manera de ser, abierta hacia los demás. En cambio un niño, o una niña, con un determinado carácter (emotivo, poco activo y secundario), puede ser terreno abonado. Su emotividad vertida hacia su interior, puede ser muy intensa y su introversión puede convertirlo en un tímido.

¿Cómo podemos ayudar a vencer la timidez?

En primer lugar no reforzar la timidez con humillaciones. Hay padres que lo proclaman ante los demás acentuando así su complejo de inferioridad. No consentir de sus hermanos que lo ridiculicen y quitar importancia a las situaciones en que se manifiesta como un tímido.

No exigirlo por encima de sus posibilidades, pero hacerle ver que puede ir mejorando si supera algunos miedos a actuar. Desterrar el miedo al fracaso, necesitará pequeños pero constantes éxitos.

Necesita contar con la confianza de sus padres y educadores. Así logrará la confianza en sí mismo. Necesita una atmósfera favorable para su expansión y que le estimulen positivamente.

Fomentar le actividades que le atraigan y lo liberen de la introversión. El deporte, por ejemplo. Destacar en alguna actividad permite, muchas veces, vencer la timidez.

Ayudarle a que se adapte a la realidad del momento y viva al día. Ni los recuerdos, ni la inquietud por los sucesos que han de venir le ayudan a superar la timidez.

Ayudarle a adquirir un ajustado y positivo conocimiento de sí mismo, y a que se acepte tal como es.

Por último, proporcionarle un contacto con la realidad que le rodea, ayudándole a desprenderse de sí mismo y preocuparse por los demás. En la medida que se preocupe por los demás dejará de preocuparse de sí mismo. No olvidemos que la timidez es siempre un exceso de atención propia.

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