Objetivos: 2 - La ilusión

            La ilusión

          Transmitir ilusión por vivir es un objetivo que, más que proponernos, debería salir espontáneamente de lo más íntimo de cada educador. El educador (padres y profesores) debe ser una persona ilusionada. 

          La ilusión es para algunas personas una actitud básica en su manera de vivir. Son gente de temperamento alegre que saben disfrutar de la vida sin necesidad de muchas complicaciones. Son gente de permanente y refrescante juventud, que descubren constantemente nuevas y sencillas posibilidades para pasarlo bien. Son gente que, quizás sin saberlo, han encontrado el arte de vivir y lo manifiestan en el lenguaje de sus ojos, en la frescura de su sonrisa, y en el olvido de lo que para muchas personas constituye el tema central de la su conversación: las enfermedades, los accidentes, la carestía de vida..., y un sinfín de tonos oscuros y tristes musicalidades. Gente que convierte lo que para otro sería la monótona repetición de un acto, en una ocasión para disfrutar de la vida. Gente que nos ayuda a abrir los ojos a espacios abiertos, refrescantes como la luz que nos ilumina.


        En cambio, hay gente que es incapaz de ilusionarse por nada, que es incapaz de divertirse con nada. Parece que estén de vuelta de todo. Cualquier nueva propuesta tiene, para ellos inconvenientes o dificultades insuperables. A cualquier iniciativa le ven problemas. Se aburren con casi todo. Se quejan constantemente. Les falta ilusión por las cosas y por las personas. Nadie les parece bien del todo. Desprecian, o quizás envidian, los que son felices con poca cosa. Si van de excursión a pie, se pasan el rato quejándose y frenando al que va delante. Si van a esquiar se pasan el día en el bar. Si hacen deporte se cansan enseguida, sobre todo si pierden. Viven planteamientos de monótonos desencantos. Parecen siempre cansados.

         Si detectáramos el preludio de alguna de estas actitudes en nuestros hijos deberíamos plantearnos seriamente su corrección, ayudándoles a ver lo que de ridículo tienen y animándoles a superarlas.

Debemos educar la ilusión huyendo, pero, de ingenuidades y falsos idealismos. Educar la ilusión puede ser muy importante, y puede influir en muchos aspectos de la vida de nuestros hijos. En la capacidad para aprender, por ejemplo. Alguien dijo que la cultura es la capacidad de admirar o maravillarse ante la creación. Es, por tanto, una actitud. Una actitud abierta a las cosas, al mundo, a las personas, que tiene que ver con el interés por saber. La ilusión les llevará a aprender. La ilusión les llevará a poner esfuerzo para ser mejores. La ilusión les llevará a ser felices.

Para educar la ilusión, debemos ilusionarnos por educar.

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