¿Con quien estan los hijos?

En la exhortación apostólica “Amoris Laetitia“ en el punto 260 del capítulo 7º : “Fortalecer la educación de los hijos”, el Papa Francisco después de decir que la familia “necesita plantearse a qué quiere exponer a sus hijos”, hace las siguientes preguntas:

-“¿quiénes se ocupan de darles diversión y entretenimiento?”

-“¿quiénes entran en sus habitaciones a través de las pantallas?”

- “¿a quiénes los entregan para que los guíen en su tiempo libre?”

Ante estas preguntas haríamos las siguientes consideraciones:

-El afán de los padres para resolver el tiempo libre de sus hijos lleva a veces a recurrir a actividades con las que se busca más tenerlos ocupados, a que sean una auténtico complemento de su formación. Se deberían elegir de manera que se conozcan las personas responsables de estas actividades y el ambiente que se respira en ellas. Esto vale para clases de idiomas, música, estudio dirigido, deportes, etc.  A veces, se deberá priorizar el valor formativo por encima del objetivo propio de la actividad.

-A través de las diversas pantallas (ordenador-Internet, videoconsolas, televisión, etc.) pueden entrar todo tipo de personajes y situaciones virtuales que en ningún momento quisiéramos que los conocieran ni que las vivieran como reales. Para que continúen viviendo en el mundo real, hay que evitar el uso excesivo de estos medios controlando los tipos de juegos y situaciones que se dan, por eso es prudente que estas pantallas no estén situadas en las habitaciones, localizándolas en lugares comunes donde todos puedan ver lo que se está haciendo. Por otra parte, se debe evitar al máximo que la televisión pierda su componente familiar y se convierta en una oferta de consumo individual, sin control por parte de los padres.

-Se han de tener momentos para estar con los hijos, disfrutando con ellos de las cosas sencillas y cotidianas: la conversación, el paseo, la naturaleza. Procurando pasarlo bien en familia y creando oportunidades para hacerlo juntos: celebraciones de cumpleaños, excursiones,... No se trata de hacer cosas especiales, sino hacer especial el hecho de estar juntos. Así se creará un ambiente de confianza y comunicación que convertirá a los padres en el principal referente.

El Papa Francisco nos da la respuesta adecuada:

“Sólo los momentos que pasamos con ellos, hablando con sencillez y cariño de las cosas importantes, y las posibilidades sanas que creamos para que ellos ocupen su tiempo, permitirán evitar una nociva invasión.”

Evitar esta nociva invasión supone pues:

-Preguntarnos si hablamos con sencillez y afecto de las cosas importantes. Si dedicamos el tiempo necesario, con el lenguaje propio para cada edad, con la serenidad y paz que corresponde, y si sabemos escuchar sus dudas e inquietudes para darles la respuesta adecuada. Deberíamos preguntarnos también si sabemos cuáles son las cosas importantes para ellos, qué cosas les interesan o les preocupan en el momento en que se encuentran.

-Preguntarnos, por otra parte, si les hemos sabido dar herramientas para ocupar de forma sana su tiempo libre y de ocio. Si bien las pantallas deberán tener su tiempo, se habrá de procurar que otras aficiones también lo tengan: la lectura, el ejercicio físico, los juegos de mesa, los amigos, etc.

-Preguntarnos, también,  si los hemos preparado para evitar los riesgos que se pueden dar en la relación con los demás. Se trata de saber elegir bien los amigos y los ambientes, pero también de saber evitar o afrontar con prudencia y fortaleza, ambientes más problemáticos.

El Papa Francisco termina este punto 260 diciendo:

 “Los padres deben orientar y prevenir a los niños y adolescentes para que sepan enfrentar situaciones donde pueda haber riesgos, por ejemplo, de agresiones, de abuso o de drogadicción.”

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