Educar:15 - El dinero y el precio de las cosas

    El dinero y el precio de las cosas

A veces los padres piensan que lo que tienen que hacer por sus hijos es conceder todos sus caprichos o comprar todo lo mejor y más caro en ropa de moda, juguetes, etc. Quieren que sus hijos tengan lo mejor y no piensan que darles todo lo que piden sin exigir ningún esfuerzo o nada a cambio, puede ser peor para ellos. El niño desea de sus padres que lo quieran, y lo que el niño cuesta en dinero a los padres, no cuantifica el amor que sienten por él. Por otro lado el niño cuando se haga mayor valorará el esfuerzo de sus padres para educarlo y por haber alcanzado la autonomía necesaria para enfrentarse a la vida, y eso no se cuantificará por los caprichos concedidos, ni por la ropa de marca comprada.

Para lograr la autonomía necesaria deben aprender entre otras cosas que no es suficiente pedir las cosas para tenerlas. Porque las cosas tienen un precio: en dinero, en esfuerzo, en sacrificio,... Esto, tan simple y sencillo, debe ser un objetivo que los padres deben tener en su misión educativa. Para conseguirlo daremos unas pautas:

-Es bueno, poco a poco y en función de la edad, comentar el precio de las cosas para que sean conscientes de su valor. Pueden acompañar a la madre o al padre a hacer la compra de la semana y ver cómo se escogen los diferentes artículos valorando precio y calidad.

-También se debería mostrar o explicar, con la adecuada proporción, la situación de mucha gente que no tiene cubiertas las necesidades básicas para vivir con dignidad a causa de la pobreza, de las guerras, de la inmigración,… o a causa de la enfermedad. Fomentar la disposición de ayuda y dar a conocer opciones con las que se puede ayudar: Caritas, Misiones, ONG’s,... Todo ello ayuda a recolocar sus deseos en su justo punto.

-A veces, con el objetivo que aprendan a administrarse se concede, a partir de una determinada edad, una "paga" semanal con dinero de bolsillo. Creo que una "paga" sólo tiene sentido si el hijo tiene la necesidad de gastos concretos indispensables, como desplazamientos que hace en transporte público él solo, o bien si del colegio a una actividad extraescolar debe resolverse la merienda,... no tiene sentido si se da una cantidad a cambio de nada, o porque cumple con sus encargos en casa, como si hubiera la opción de no hacerlos. A veces, la "paga" esconde la despreocupación de los padres en cuanto al destino que hace el niño con el dinero que se le da.

-Teniendo en cuenta que las necesidades básicas están cubiertas por los padres, es mejor que tenga que pedir cada vez que necesite dinero para algo. Así, se deja claro que concederlo no es un derecho adquirido, los padres pueden valorar si es apropiado lo que pide, y no se pierde el control de los gastos del hijo.

-Abrir una cuenta bancaria a su nombre y al del padre o la madre, puede ser útil para ir haciendo hucha con el regalo de los abuelos por su cumpleaños o reyes, o por aquel trabajo extraordinario con que ha sido retribuido trabajando durante las vacaciones, por ejemplo. Con este dinero podrá plantearse, de acuerdo con los padres, aquella cosa que le gustaría y que tendrá que esperar hasta tener todo el dinero que necesita. Los padres pueden ayudar, cuando entiendan que conviene, a fin de cubrir lo que falta cuando la espera se ha hecho suficientemente larga.

-Saber esperar es importante porque cuando no han sido educados para entender que algunas cosas deben esperar, crecerán pensando que tienen derecho a la satisfacción inmediata de sus deseos. Engaño que en lugar de favorecer el uso de su libertad, la hará enfermiza. En una familia son habituales los momentos y las circunstancias con los que se enseña a saber esperar, y en las que se ejercitarán, entre otras, dos virtudes importantes: la templanza que permite el dominio firme y moderado de la razón sobre el deseo; y la paciencia que está relacionada con este saber esperar, porque ayudará a soportar las molestias cuando lo que se desea tarda en llegar.


Es evidente que el ejemplo de los padres en esto, como en todo, es fundamental. Los hijos deben ver en los gastos de los padres los criterios que quieren enseñar. Deben ver que hay acuerdo entre el padre y la madre cuando se plantea un gasto especial: un coche, unas vacaciones,... que se ajustan a las necesidades reales por el bien de la familia, no por el capricho del instante o de la última moda. Que los padres dedican la mayor parte de su tiempo de ocio a hacer actividades (que suponen, a menudo, un gasto) con sus hijos. Si van a cenar solos o con sus amigos, también lo hacen a menudo con sus hijos. Si tienen algún hobby de fin de semana (tenis, pesca,...) procuran compartirlo con la familia para que lo puedan conocer sus hijos. Fomentan las actividades deportivas y de ocio de sus hijos por delante de las suyas. No tienen una vida de privilegio en relación a la de sus hijos, al contrario: primero son los hijos, aunque no les concedan todo lo que piden.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Virtudes: 11 - Espíritu de servicio

Objetivos: 7 - El valor de la amistad en los hijos

Virtudes: 16 - Tono humano