Actitudes: 4 - Comprender a los hijos

Comprender a los hijos

Un componente que facilitará el ejercicio de la autoridad será el clima de comprensión con que la apoyamos.

La comprensión es una actitud educativa importante. Captar los diferentes factores que influyen en el estado de ánimo o en el comportamiento de una persona es absolutamente necesario para ayudarla y aconsejarla convenientemente.
Si, por ejemplo, un niño viene de la escuela triste porque un profesor le ha castigado por copiar en un examen, será importante comprender la causa real de su tristeza. Puede que se haya dado cuenta que debería haber estudiado en vez de copiar, o que esté triste porque no sacará buena nota, o que lo haya molestado el ser descubierto por el profesor o la burla de sus compañeros. Serán razones diferentes que exigirán actuaciones diferentes para quien lo quiera ayudar. En el primer caso se deberá animar a superar el disgusto y a estudiar más, y en los demás se deberá hablar de responsabilidad, sinceridad o personalidad.


Comprender a los hijos es desearles ayudar de acuerdo con sus circunstancias teniendo en cuenta los factores más decisivos en cada caso. Requiere el esfuerzo de ponerse en su lugar y de intentar ver las cosas desde su punto de vista, no para aprobarlo, sino aceptándolo tal como es, buscar un camino posible de mejora. Requiere una actitud abierta hacia los hijos, pendiente de sus reacciones para intentar saber qué les pasa.

No siempre será fácil. A veces, a alguna hija adolescente, que se queja de que no la entendemos, nos vendrán ganas de decirle: "Pero hija mía, ¿cómo quieres que te comprenda, si ni siquiera tú misma te comprendes?". Quizás lo que tenemos que hacer entonces es conocer las diferentes etapas educativas y entre ellas la adolescencia. Cada edad tiene sus propias características y exigen tratamientos diferentes.

Otra cosa que debemos tener en cuenta son los diferentes caracteres de nuestros hijos, a veces muy diferentes. Las reacciones, las diferentes maneras de sentir una misma situación, los motivos para hacer las cosas, pueden no tener nada que ver, dependerán del carácter de cada uno y exigirán maneras de hacer diferentes por nuestra parte.

Algunas pautas de actuación pueden facilitar el necesario clima de comprensión. Tengamos presente, por ejemplo, las siguientes:

- Se trata de mostrar que los hemos comprendido, no que los hemos enjuiciado. Por lo tanto, tendremos que evitar expresiones valorativas sobre su persona.

- Se trata de ayudarles a resolver problemas. Por lo tanto tendremos que evitar planteamientos demasiado predeterminados. Es mejor decir: "Vamos a ver qué podemos hacer para resolverlo" que no "Esto es lo que tienes que hacer para resolverlo".
- Hará falta tiempo y condiciones adecuadas para mostrar afecto y atención, para demostrar que nos importan mucho. A veces tendremos que salir de casa para dar un paseo o buscar el momento y el lugar adecuados para atenderlos.

- Nos equivocaríamos si les hiciéramos pensar que estamos por encima de su problema, que no nos ha pasado o no puede pasar nunca. Esto sería una actitud de superioridad que demostraría una incapacidad total de comprensión.

Pensemos que el solo hecho de sentirse comprendido es ya, para cualquier persona y para nuestros hijos también, una ayuda suficientemente importante.

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