Objetivos: 8 - El valor de la amistad en los hijos - 2
El
valor de la amistad en los hijos-2
En
el artículo anterior anunciamos algunos aspectos que quedaban pendientes de
tratar. Sin agotar, ni mucho menos, el tema, nos planteamos algunas cosas más.
Los
padres deben asegurarse de la conveniencia de una amistad, sin invadir la
intimidad de su hijo, pero creando situaciones atractivas para conocer a sus
amigos. Si tenemos las puertas abiertas de nuestra casa para que los hijos
lleven sus amigos, podremos tener ocasión de conocerlos y saber cómo piensan y
qué criterios tienen. Siempre debemos hacerles ver que una amistad es una
ocasión para hacer el bien al amigo. Si no es así, no es una verdadera amistad.
Cuando
los hijos traigan a casa a sus amigos, cosa que debemos fomentar, deberíamos
hacer valer algunos principios:
-Los
hijos deben consultar antes de invitar a un amigo o amigos, sobre todo si se
trata de una estancia un poco larga.
-A
partir de una cierta edad (16?) Se puede conceder libertad en este tema pero
informando previamente para evitar situaciones no oportunas.
-Tenemos
que pedir a los hijos que nos presenten el amigo o darnos la oportunidad de
saludarle.
-La
habitación o lugar donde están no debe estar con la puerta cerrada.
-No
permitir dejar desordenada la habitación o saqueada la nevera.
-Los
padres deben aprovechar la ocasión para conocer a los amigos de sus hijos,
evitando interrogatorios y mostrando hacia ellos una actitud de confianza y
simpatía.
Si
se detecta una amistad que no nos parece conveniente debemos tener presente
algunas cosas:
-Primero
evitar prejuicios y no dejarnos llevar por las apariencias.
-No
ser demasiado exigentes en las cualidades necesarias para ser un buen amigo.
-Evitar
simplificaciones No es necesariamente un buen amigo porque "nos cae
bien", o porque saca buenas notas, o porque es de "buena familia”...
Y al revés no es mal amigo si...
-Un
mal amigo es el que actúa habitualmente en contra de las normas morales: malas
costumbres, conductas permisivas,...
-Es
el que con su influencia origina un cambio de actitud en el hijo. Actitud que
deja de basarse en criterios rectos.
-El
problema es mayor cuando hay dependencia respecto al mal amigo.
¿Cómo
debemos actuar ante un mal amigo?
-Primero
poner los medios para que el chico lo descubra por sí mismo con preguntas
relacionadas sobre el comportamiento de su amigo.
-Apoyándose
en otras personas (abuelos, tíos, profesor, hermano mayor, un buen amigo del
hijo,...) con las que el hijo tenga confianza.
Si
no da resultado podemos hacer dos cosas:
-Prohibir
la relación con el mal amigo y usar la autoridad de los padres. Autoridad que
debe fundamentarse en la confianza y en el amor.
-Seguir
con el "mal amigo", pero haciéndole ver que debe ayudar a mejorar
como persona y como amigo. Es evidente que esta opción es más arriesgada, pero
si sale bien es más enriquecedora. Se debería pedir la opinión de otras
personas para valorar si podrá el hijo con el amigo, o podrá el amigo con el
hijo. En el segundo caso debe desestimarse esta opción.
Otro
tema pueden ser las visitas o estancias de fines de semana en casa de algún
amigo. Si no conocemos suficientemente la familia nos pueden ocurrir una serie
de inquietudes sobre las costumbres de la otra familia que pueden ser
diferentes a la nuestra: uso de televisión, videojuegos,...; horarios; ¿irán a
Misa el domingo?; ¿harán los deberes?;...
No
podemos quedarnos con la inquietud. Una invitación de este tipo debe ser una
ocasión para conocer previamente la familia, si no la conocemos ya, y en algún
caso para puntualizar unas costumbres básicas que nos gustaría que se
respetaran. Evidentemente, según las edades de los hijos podremos actuar de una
u otra manera, pero tengamos presente que nos podemos jugar mucho en una
estancia de un fin de semana, si hay discrepancias importantes sobre la manera
de entender algunas cosas.
Aún
quedarían algunos temas que no hemos tratado: la amistad padres-hijos; la
amistad entre adolescentes y jóvenes de diferente sexo, el uso de móviles y
redes sociales entre amigos;... Quizás lo haremos en otra ocasión.
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