Familia: 18 - Trabajar la familia
Trabajar la familia
Cuando en el Antiguo Testamento se nos propone el siguiente
mensaje: "Creced, multiplicaos y dominad la tierra" (Génesis 1,28) se
nos está planteando una misión que supone completar, prolongar, continuar, la
obra creadora de Dios.
"Creced": significa crecer como personas, como
sociedad, como humanidad. Nos lo concreta en dos vertientes; "Multiplicaos
y dominad la tierra".
"Multiplicaos" significa que recibimos el encargo
de tener hijos, y de educarlos de manera que colaboren en la tarea de construir
una humanidad de acuerdo con su identidad.
"Dominad la tierra" significa que tenemos que hacer
de nuestra tierra un lugar para estar bien. Quiere decir que con nuestro
trabajo tenemos que hacer de la tierra un lugar que permita vivir como
personas, y también significa ir descubriendo las potencialidades que se esconden
para hacerla más humana.
Dos mandatos o mensajes
que se podrían concretar con los dos ámbitos principales en que se mueve la
persona humana: familia y trabajo.
Pueden parecer dos
mensajes diferentes pero, de hecho, se funden en uno solo: continuar la obra
creadora de Dios. Podríamos decir que el sentido del trabajo es el de
transformar la tierra para convertirla en un hogar, y el sentido de la familia
es trabajar para servir a la sociedad y la humanidad. Por ello, la familia
puede considerarse como un trabajo y como cualquier trabajo debe plantearse
servir, ser útil, y tener un proyecto, un proyecto de familia.
1-¿A quién sirve la familia?
En primer lugar sirve a la propia familia. Los padres para
servir a sus hijos lo harán a través de una bien entendida autoridad refrendada
por el ejemplo.
Una autoridad que es guía en la exploración de valores, que
es ánimo ante el necesario esfuerzo que el proceso de maduración requiere, que
es estímulo para tomar decisiones, que es promotora del necesario espíritu
crítico, que acompaña sabiendo encontrar la distancia adecuada - ni demasiado
encima, ni demasiado lejos - que corrige cuando es necesario...
Un ejemplo que está lejos de cualquier ficción, que es mejor
lección cuando menos se pretende dar y que no es función de la altura del
pedestal en que se está instalado - los hijos no necesitan padres perfectos -
sino de la lucha por superar los propios defectos y para intentar hacer las cosas
un poco mejor cada día.
Pero también sirve a la sociedad porque la familia es
iniciación a la vida de sociedad. Como dice el Papa Francisco: "La familia
es el ámbito de socialización primaria, porque es el primer lugar donde se
aprende a colocarse delante del otro: escuchar, compartir, respetar, ayudar,
convivir, amar..." La vida de relación en el seno de la familia será el
fundamento de la libertad y solidaridad en el seno de la sociedad.
Y como consecuencia sirve a la humanidad entera. También, porque
la familia natural mantiene la pirámide de población sostenible.
2-¿Cómo debe ser el proyecto de familia? ¿Qué objetivos se
deben plantear los padres para llevarlo a cabo?
Señalaría cuatro objetivos principales: Educar para la
libertad, Educar para el amor, Educar para trabajar y Educar para la vida de
relación con Dios.
Educar para la libertad. La libertad es un don precioso que
nos ha dado Dios y que nos hace responsables y meritorios de nuestros actos.
Una concepción verdadera de la libertad no puede ser sólo capacidad para
actuar, o capacidad para optar, o capacidad para no depender de nadie y seguir
los deseos espontáneos que podamos tener, sino sobre todo capacidad para
adecuar nuestros actos a la verdad. Esto supone un trabajo paciente para ayudar
a nuestros hijos a discernir qué deben seguir y qué deben refrenar: en
definitiva la ley moral que se puede simplificar en amar a Dios y a los demás.
Educar para el amor.
Por lo que acabamos de decir, no hay libertad sin amor y no hay amor sin
libertad. De hecho la verdadera expresión de la libertad se concreta en amar.
El amor de los esposos
será el mejor ejemplo y el factor educativo más eficaz para que los hijos
aprendan a amar.
Educar para el trabajo. Educar para servir a la sociedad,
para ser útil. Los hijos deben participar en la vida del hogar teniendo
encargos de forma que aprendan a vivir el espíritu de servicio con la alegría y
disponibilidad que tan útil les será en su vida de trabajo, así como en su vida
matrimonial, familiar y social.
Educar para la vida de relación con Dios. No podemos delegar
en nadie la educación en la vida de fe de nuestros hijos. Aunque el colegio o
la parroquia nos pueden ayudar, la implicación de los padres es difícil de
sustituir. Por eso es importante que como dice el Francisco (Amoris Laetitia):
"el hogar debe ser el lugar donde se enseña a percibir las razones y la
belleza de la fe, a rezar ya servir al prójimo." Y también: " la fe
es don de Dios, recibido en el bautismo, y no es el resultado de una acción
humana, pero los padres son instrumentos de Dios para su maduración y
desarrollo. "
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