Nos visitan los extraterrestres


Me han contado como un grupo de extraterrestres ha hecho un viaje a la tierra para estudiar la estructura familiar de los humanos, de la que habían oído hablar muy bien. Para ello han previsto varias visitas durante el año. En la primera, que acaba de tener lugar a mediados de marzo, han querido conocer el funcionamiento y las características de un padre. En mayo, volverán a venir para recoger información sobre la madre. Parece que han escogido este orden basándose en la historia que les había llegado sobre los primeros habitantes de la tierra.

El consejero de relaciones exteriores y el de planificación familiar, un poco sorprendidos por el interés manifestado, les han atendido de la mejor manera posible organizando una serie de reuniones con varios expertos sobre el tema. Antes de irse han querido ver algunos ejemplares de padre, para hacerse una idea más exacta.


Algo que les ha sorprendido ha sido la altura.

-¿Qué clase de padres tiene? - Han comentado con su voz metálica y sincopada - Si sus niños son tan pequeños que apenas levantan un palmo del suelo, ¿cómo es que los padres son tan altos? Con esta altura no podrán jugar con sus hijos sin arrodillarse, ni  en la cama sin agacharse, ni siquiera besarlos sin curvarse mucho.

-Es cierto eso, pero si fueran del tamaño de un niño - les han explicado - ¿hacia dónde podrían los hijos levantar los ojos buscando protección?

Ha parecido que lo entendían. Otra cosa que les ha sorprendido ha sido el tamaño de las manos.

-Con estas manos tan grandes - decían - no serán capaces de cambiar los pañales a los bebés, ni podrán sujetar las trenzas del cabello de las niñas, ni podrán sacar la astilla que se clave un niño al subir a una de estas cosas...¿cómo les llamáis?... ¡árboles!

El consejero de planificación familiar ha tomado la palabra para aclararlo.

 -Cuando vengáis en mayo, ya os explicaremos cómo todo esto lo tenemos resuelto por otro lado - les dijo de lo que se trata es que sean manos suficientemente grandes y fuertes para ayudar a una niña a atravesar un arroyo, o para acoger todo lo que un niño puede sacar del bolsillo, y a la vez lo suficientemente pequeñas para coger, cariñosamente, la cara de un niño.

Uno de los extraterrestres, el que más notas tomaba, con su nariz-trompeta extensible de color verde, preguntó, con un tono metálico especialmente agudo, por la necesidad de unos hombros tan grandes.

-El padre tiene necesidad de unos hombros vigorosas - ha dicho el consejero, cada vez más animado con sus explicaciones - para subirse un niño a su cuello, o para ayudar a una niña a mantenerse en equilibrio sobre la bicicleta, o para sostener en brazos al hijo pequeño que se ha dormido volviendo del cine.

El mismo de antes, quizá el más curioso y hablador de todos, al ver, por uno de sus tres ojos, el par de pies descomunales de un padre, dijo:

-¡Eso no lo tiene bien! Con estos pies no puede mezclarse con los invitados de la fiesta de cumpleaños de su hijo, sin pisar tres o cuatro de sus amigos.

El consejero, convencido de su producto, contestó:


-Estos pies cumplen su función. Sirven para sostener a un niño si quiere cabalgar sobre ellos, o para ahuyentar a los ratones de la buhardilla, o para que el pequeño pueda presumir de unos zapatos difíciles de llenar.


El de la nariz de trompeta ha quedado sorprendido de la poca facilidad de palabra de los padres, pero ha tomado nota, muy intrigado y algo celoso, de la voz firme y autoritaria que tienen y que sólo con dos ojos fueran capaces de reflejar tolerancia y serenidad. Cuando junto a los otros ha dado las gracias por las atenciones recibidas, parecía como si su voz no fuera tan metálica y sincopada como al comienzo.

El consejero de planificación familiar, tras comentar con el de relaciones exteriores que aquella visita le había servido para redescubrir la figura del padre y valorar lo que tenían, les ha despedido diciendo:

-Aunque no sea propiamente invención nuestra, es cierto que estamos muy contentos y satisfechos. De hecho, es capaz de querer tanto como una madre.

Nota - He sacado este escrito del baúl de los recuerdos. Hace años, modificándolo en parte, copié este artículo publicado  en la revista de Orientación Familiar (FERT). No guardé el original y no puedo recordar su autor. Espero que perdone mi atrevimiento.

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