Objetivos: 1 - Enseñar a ser feliz

                Enseñar a ser feliz.

Enseñar a ser feliz debe ser un objetivo prioritario de los padres de familia. Las personas no nacen felices o infelices, sino que aprenden a serlo. Si bien es cierto que, por temperamento, cada uno tiene una diferente predisposición a la alegría, también lo es que todos tendremos que esforzarnos para incorporarla a nuestra personalidad, también cuando aparecen las preocupaciones o contrariedades. De hecho, la felicidad es algo que no tiene una relación directa con el número de alegrías o de penas, depende más de cómo se entiende el sentido de la vida.
Repasemos algunas actitudes que tendremos que fomentar en nuestro hogar para enseñar a ser feliz.

- Disfrutar con las cosas sencillas y cotidianas, que están presentes en nuestra vida: la conversación, el descanso, el paseo, la lectura, la naturaleza, la amistad ... Si no encontramos la felicidad en estas cosas, caeremos en la búsqueda desaforada de satisfacciones cada vez más sofisticadas que fácilmente conduce a la pérdida de equilibrio interior.
- Tener sentido positivo ante las personas y los acontecimientos, huyendo de derrotismos y actitudes deprimentes y sin esperanza que conducen a una visión negativa de la vida. Debemos enseñar a encontrar lo positivo que siempre hay en las personas que nos rodean y en las situaciones que nos encontramos.
- Aceptar las propias posibilidades y limitaciones sin renunciar a mejorar, pero sin tener la atención centrada en lo que nos falta, ni con lo que tienen los demás. No perder el tiempo en lamentaciones y quejas sobre lo que ya ha sucedido o es irremediable. Aceptar los hijos tal como son y ayudarles a mejorar como personas.
- Hacer de nuestras ocupaciones habituales una fuente de alegría. Para ser felices no debemos esperar el fin de semana o las vacaciones. Debemos enseñar que el trabajo o el estudio, para nuestros hijos en edad escolar, es una expresión de nuestra capacidad y de nuestra aportación a la sociedad en que vivimos. Es un ámbito principal en nuestra vida y, por tanto, debemos procurar que sea una fuente de satisfacción y de alegría para nosotros y para los demás.

- Pasarlo bien en familia, creando oportunidades para hacerlo juntos: fiestas, celebraciones, excursiones... No se trata de hacer cosas muy especiales, sino de hacer "especial" el hecho de estar juntos. Simplemente viendo un video en casa, con palomitas y refrescos, o haciendo un pastel casero para celebrar un cumpleaños.
- Procurar la felicidad a los demás, es, quizás, la mejor fórmula para conseguirla. No debemos desestimar, pues, que nuestros hijos participen en actividades de ayuda a los más necesitados, que les permitirá, entre otras cosas, valorar mejor lo que tienen. De hecho, el secreto de la felicidad consiste más en darla que en esperarla.


Sólo puede ser feliz siempre, el que sabe ser feliz con todo.

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